Joyas Musicales – Capítulo II: In Musica (Hindemith 76)

¿Qué suena en nuestros oídos cuando se nombra la música folclórica, la docta y el Jazz? Seguramente tres disciplinas separadas. Pero, en Chile en la segunda mitad de la década del 70 del siglo XX, seis músicos chilenos las integraron magistralmente en un disco que poco se conoce y que encontré rebuscando en la red y, sorpresa, hasta un video en buena calidad encontré donde presentan varios temas de este disco.

Sin mas vueltas, les quiero presentar el disco “In Musica” del sexteto chileno “Hindemith 76”, una agrupación de eximios músicos, compositores e intérpretes Chilenos que, con una formación de Fagot, Flauta, Vibrafono, piano, contrabajo y batería, dibujan magistralmente paisajes esencialmente chilenos, con la belleza de la música docta y la intensidad del Jazz.

Acá tenemos al maestro Guillermo Riffo (en vibráfono), al extraordinario Nino García (en piano), a Alberto Harms (en flauta traversa), a Emilio Donatucci (en un fagot protagonista), Adolfo Flores (en el contrabajo) y, al ex Bric-A-Brac, Orlando Avendaño (en batería, charango y otras hierbas).

El disco abre con una suave melodía de aire andino (Sauras) con una intro de charango que, entiendo está a cargo de Avendaño. Da paso al contrabajo y en seguida a toda la banda, donde la flauta y el fagot juegan con melodías entrecruzadas y unísonas. Con un vibráfono chispeante y un piano correcto y sutil. Melodía corta que da paso al Bebop de los 40s perfectamente ejecutado, con un salto al vacío en nuestro “chilenisimo” 6/8, para volver nuevamente a la melodía inicial. Esto da señales claras que el disco está construido con colores y mucha música, repito “mucha música”.

Le sigue “Balada” donde el Fagot de Donatucci toca directo a la emotividad romántica, nostálgica, esa que tiene el bolero antiguo, elegante e íntimo. Luego, color, jugueteo y pulcritud con “Cueca del Cerro”, una cueca tan pizzicateada como experimental. Una vez mas los cambios de la dinámica rítmica a la oscura intimidad del jazz de los 60 hacen lo suyo. Nino García magistralmente crea el ambiente para un solo de contrabajo con Arco (si, con arco) ¡Que sabemos nosotros de música señores! Este disco es para escucharlo con los 7 sentidos puestos a full. Y Nino nuevamente nos lleva con Avendaño al jugueteo cuequero. Sacando su pandero invisible y logrando que el arco de Avendaño convierta la intimidad en una cueca de la corte del rey, elegante, sutil… y nuevamente al Jazz contemporáneo con nuestro querido 6/8.

Para pintar de otro color Nino García nos presenta “Tango Cerro Alegre”, tan porteño que hace inevitable ver de forma clara una pareja milonguera en nuestro amado Valparaíso. Danza, danza y mas danza, en este colorido tango variopinto y elegante. Convirtiendose luego en Chorinho propio de Hermeto Pascoal, que prepara para un final preciso y para aplaudir de pie.

Sigamos con “Descuadradito” un Funk que coquetea con “Mas Que Nada” Sergio Mendez. Si, una Samba Funk. Pero, ¡ojo! El título no hace mas que definir a esta colgante melodía, que sin más preámbulo pasa a una amalgama psicodélica, modulando, rearmonizando, rearmando la melodía base una y otra vez, y desarrollando una cantidad impresionante de transformaciones que hace preguntarse “¿existen tantas formas de cantar una canción?”.

¿Alguien recuerda a Vince Guaraldi (el autor de la música de Charly Brown)? Acá tenemos a Nino García dibujando el tema de Guillermo Riffo “Tonada para un niño triste”, nuevamente con un detallismo sobresaliente, creando en 6/8 paisajes visuales y emocionales. Es increíble como Nino protagoniza, da paso y retrocede para crear el ambiente necesario donde una suerte de Quena, el Fagot, la Flauta y el sobrecogedor vibráfono de Riffo cantan la melodía una y otra vez con naturalidad y una relajada y sincronizada precisión. Esta melodía es para no olvidarla y hacerla propia.

Casi para finalizar, “Piazzollada”. Simplemente, Piazzolla viviendo entre este sexteto que con una ejecución impecable interpreta de forma magistral cada una de las piezas de este disco. Preguntas y respuestas, staccato, acentuaciones y una rítmica irregular tan interesante que no incomoda. El jazz con su walking bass nuevamente inunda la sala y la delicadeza transforma el ambiente. El tempo disminuye y da paso a la decidida melodía inicial. Piazzolla como nadie achilenado y docto. En modo “Hindemith 76”, simplemente eso.

La guinda para el final, una melodía que es mi favorita y que sintetiza este disco Chileno, docto, perfecto, emotivo, y sencillamente magistral. “El puente del arzobispo” deja en claro por qué Riffo es un maestro y, tal vez, esta mención le quede pequeña. Mezcla de manera perfecta el misterio y una melodía brillante, cercana al jazz fusión, con nuestra juguetona rítmica del 6/8. El fagot protagonista de un determinante e innovador puente y el paso al vuelo rasante de la flauta y el vibráfono. Una pausa reflexiva, nuevamente el despegue, apresurando su ritmo para volar veloz, y en su vuelo circulante como pajarillo, entre arboles y niños, mirando al cielo para (decidido) desaparecer sinuoso en un viaje directo al luminoso sol. Un cierre impecable y magistral para un disco maravilloso.

Link del álbum completo: https://www.youtube.com/watch?v=6timT7lUL7g
Link de su presentación el programa “música música” https://www.youtube.com/watch?v=5CSu7UYUmRY