UN VIAJE EN EL TIEMPO: THE RACK Y LA FEROZ PERSONIFICACIÓN DE LA DAMA DE HIERRO
La banda tributo llevó a los fanáticos a revivir lo que fue “Somewhere Back in Time Tour”, volviendo en el tiempo a una de las presentaciones más épicas de Iron Maiden.
Nota por: Javiera Jeria
Ni las noches tan heladas pudieron opacar las llamas de The Rack, el tributo a Iron Maiden que se presentó este sábado 17 en el Centro Cultural Teatro Centenario, con un viaje de vuelta al 2008.
Fotos por: Daniela Bustamante
Con el repertorio completo de Somewhere Back in Time Tour, la banda se llevó todos los aplausos y gritos de los asistentes, pues es sabido que la fanaticada chilena de Maiden es realmente intensa y más aún con un espectáculo de tan alta calidad.
La puesta en escena era icónica, el escenario gritaba Iron Maiden en todos sus rincones y a un costado Eddie The Head observaba al público entre las chispas y llamas (porque el fuego era real).
El Centenario abrió sus puertas y pronto comenzó a llegar el público, mientras tanto, para calentar motores se servían los primeros schops y completitos en el Patio. Pasadas las 19:00 horas comenzó el espectáculo de los teloneros, el público se aglomeraba lentamente hasta que Valhalla subió a la tarima.
La banda serenense, tributo a los magníficos Judas Priest, tocó cerca de una hora los mejores clásicos de los británicos, que estuvieron en Chile el pasado abril, abriendo así una noche potente y enérgica, como siempre lo son las tocatas de heavy metal.
Después de Valhalla, el patio volvió a llenarse y todos fueron a reabastecerse para lo que se venía. En media hora, la escenografía ya estaba puesta y de fondo sonaba la Dama de Hierro, mientras el público tomaba su lugar.
De pronto las luces se oscurecieron, y entre la oscuridad se vislumbraban las sombras de los músicos, entonces estallaron las chispas y los cañones comenzaron a escupir fuego, el show había comenzado.
Aces High comenzaba cuando el vocalista saltó desde el fondo y comenzó la locura. El recibimiento del público lo fue todo, las cabezas se movían de un lado a otro y los pelos largos se agitaban al ritmo de The Rack, incluso una pequeña mocha se formó en el medio.
La noche estuvo destinada al éxito, con clásicos como The Trooper, 2 Minuts to Midnight y The Number of the Beast se vivió, se respiró y se sudó la energía de Maiden. La calidad del espectáculo es indiscutible, el verdadero fanatismo por los británicos, además de sus propias habilidades musicales, le otorgan a The Rack el título de uno de los mejores tributos que he oído hasta el momento.
Y no podemos dejar fuera a Erick Pizarro, el vocalista, quien no solo se lució cantando, pues incluso hablaba como Bruce Dickinson. El parecido era notable, aunque no igual, pero realmente aplaudible.
Entre canciones Pizarro hablaba en inglés como si fuera el propio Dickinson presentándose en el Centenario, la fidelidad con la que interpretó al icónico cantante sorprendió a los asistentes, que se dejaron llevar por la música como si se tratara del mismo tour de aquellos años.
El concierto se extendió por dos horas y el cansancio parecía no existir, pues todas las canciones fueron coreadas como si hubiesen ensayado para ello. Iron Maiden ha venido a Chile en múltiples ocasiones y su motivo más grande, es que su fanaticada chilena es realmente devota y se sabe los 16 álbumes de memoria.
Así continuó la noche entre el fuego, la buena música y la buena onda del público, puesto que los públicos del heavy metal, saben muy bien lo que es disfrutar un concierto.
Pasadas las 23:00 horas y con un extenso bis, The Rack dio por finalizado su show agradeciendo el cariño y los aplausos de los serenenses, que todavía tenían energía para continuar. Sin embargo, la invitación quedará abierta para otra ocasión, porque ya sea otra gira de los británicos, un concierto tributo o una canción en la radio, escuchar Iron Maiden siempre es bueno.
Agradecemos al Teatro Centenario por su compromiso con la cultura, las artes y la música en la conurbación. La calidad de cada espectáculo siempre supera las expectativas.